Johan Cruyff cambió la identidad de toda una institución deportiva como es el Fútbol Club Barcelona, desde que fuera contratado en el 1988 por José Luis Núñez después del motín del Hesperia. Hoy, cuando se cumplen más de tres años de su fallecimiento, su legado está más vivo que nunca en la mente de una serie de generaciones que sintieron las palabras del holandés volador como si fueran un dogma de fe. Cruyff, estrella, educador y profeta, inculcó a estas generaciones que todo en la vida es posible si se hace con valentía, vocación y pasión, enseñó a toda una nueva hornada de culés, que no tuvieran complejos ni urgencias, que eran afortunados por la vida que vivían, que no tenían que sentir miedo, que la diversión era un pase seguro hacía la victoria. Y todo ello lo hizo a través del balón.