Para los niños el mundo entero es un irresistible patio de juegos pidiendo a gritos por diversión. En este cálido libro para niños, El mundo es mi tambor, esa diversión se representa a través de los sonidos de los tambores rimbombantes del pequeño Hudson. Tú pide y Hudson puede convertir cosas en tambores y hacerlas sonar increíblemente.

Hermosamente ilustrado con acuarelas, inspira a los niños a ser creativos con objetos comunes que están alrededor.

¡Ya verás lo que puede hacer con sus tambores caseros! Podrá ser el concierto del siglo o terminar en un enredo de tambores y dolores de cabezas ¡de todas formas va a ser divertido!

Había una vez un niño pequeño llamado Hudson que amaba tocar el tambor.

Hudson decía, "Me encanta tocar el tambor, es la alegría de mi vida".

Él tenía un tamborcito de juguete para tocar y dos pares de baquetas. Un par tenía la punta suave y el otro tenía la punta dura.

Hudson siempre estaba a la guardia en búsqueda de qué más podía usar como tambor para hacer sonidos diferentes.

"Quiero hacer un círculo de tambores a mi alrededor, tocar diferentes cosas y crear sonidos nuevos" decía Hudson

Hudson aprendió qué cosas podía tocar con sus baquetas duras. Podía usar cacerolas o sartenes de la cocina, cajas, el piso, la cama, almohadas, cuencos de plástico, cajas de avena y algunos contenedores de sus juguetes favoritos. Pero no podía golpear a las personas, ni paredes o ventanas ni otras cosas que se pudieran romper.

Él se dio cuenta que podía tocar más objetos con sus baquetas suaves. Una pelota playera era un buen tambor. Podía usar todos los mismos objetos que usaba con las baquetas duras porque hacían un sonido diferente. Los padres de Hudson le dieron permiso para usar sus baquetas suaves contra la pared y contra los objetos más suaves que estaban alrededor de la casa.