Nací con el ruido de los cañones y el olor a madera quemada. Mi padre era el Capitán William Drakke, un conocido pirata con un gran sentido del humor. Tenía tanto sentido del humor que decidió llamarme Mar.

Aunque mi padre estuviese peleando contra un galeón español, su mano derecha siempre era Roberto, un marinero español que traicionó a su rey para volverse pirata y aliarse con el enemigo.

Cuando tenía 4 años, mi padre encontró a mi madre en una situación comprometedora con un joven corsario británico. Así que los abandonó en una isla desierta en el norte de Jamaica.

Roberto y el resto de la tripulación estaban siempre enseñándome a luchar con alfanjes y dagas. Además, como mi padre era un experto en las armas de fuego, me enseñó a disparar a la perfección.

Cuando cumplí los veintidós años, el Capitán (así es como prefiero llamarlo, en lugar de padre o papá), me dio mi primera pistola de bolsillo que podía sacar de forma rápida y sencilla en el último momento si así lo necesitaba. También me regaló mi propio set de dagas y unos letales y bellos alfanjes.

También me dejó poner mi bandera a bordo del "Medusa's Lair", así era como se llamaba nuestro barco porque al Capitán le encantaba la mitología griega. Me sentía orgullosa de mi bandera desde que la diseñé. Elegí una bandera roja como símbolo de la sangre, en lugar de una negra.

Mi bandera tenía una calavera con una majestuosa corona de oro, cubierta de diamantes y zafiros representando la riqueza y la fuerza. Además, añadí una daga bajo la calavera que representaba el honor y la valentía.