Si se presta atención al arte mudéjar, se descubre una de las facetas más asombrosas del encuentro entre España y el Islam. En efecto, las obras y monumentos que aparecen aquí pertenecen estrictamente al arte cristiano, pero han sido concebidos y realizados por artesanos musulmanes, y la sorpresa aguarda al visitante en cada esquina. Los mudéjares, esos “moros” sometidos que permanecieron en la península después de las conquistas cristianas, pusieron su prodigioso talento al servicio de los nuevos maestros de obras. Visitada a la luz de esta singular colaboración, España desvela el formidable terreno que ofreció a los cánones del arte y la arquitectura el impredecible encuentro de dos religiones y dos modelos considerados antagónicos. En monasterios e iglesias –a veces antiguas mezquitas–, jardines, palacios y fortalezas se adoptó jubilosamente la exuberancia de las antiguas dinastías musulmanas. Con algunas variantes según la época y el lugar, multitud de edificios civiles y religiosos desplegaron entonces, al ritmo de infinitos juegos de arcadas, la magia decorativa de los estucos cincelados y las estalactitas, la asombrosa policromía de los artesonados y las composiciones de azulejos. El viaje de descubrimiento comienza en Alcalá de Henares y lleva después a Guadalajara –donde se hace hincapié en el “estilo Cisneros”–, prosigue por tierras de la corona de Aragón (Zaragoza, Teruel) y se adentra de nuevo en la península (villas fortificadas como Madrigal de las Altas Torres, castillos como el de Coca, conventos de clarisas en Tierra de Campos, monasterio de Guadalupe) para terminar en Andalucía. Este itinerario-exposición de Museo Sin Fronteras documenta a la perfección un fértil idilio artístico que no fue un simple mestizaje, sino más bien una expresión nueva y original.