Navidad... la época más mágica del año donde todos los milagros son posibles. París... la ciudad del amor. ¿Qué puede fallar? Bruno Durand era el tipo de hombre al que no le importaba darlo todo cuando amaba. Y así fue con su mujer, pero esa historia se rompió tan pronto ella se cansó del matrimonio y se enamoró de otro. Bruno quedó destrozado y nunca lo superó; transformó su rabia en arte y, en poco tiempo, se convirtió en un aclamado pintor. Utilizaba su creatividad para espantar los fantasmas del pasado, a los que daba forma en sus lienzos blancos. Un buen artista necesita un lugar elegante y con clase donde exponer sus cuadros. Margot Buisson es la propietaria de Galerie Topaze, una galería de arte en pleno centro de París; y a la que siempre recurría el pintor para inaugurar sus nuevos trabajos. Margot y Bruno eran algo más que amigos, ningún compromiso o promesa los unía; solo la necesidad de pasar una noche en buena compañía les bastaba. Sin embargo, Margot no tarda en enamorarse y desea avanzar en la relación. Bruno no está curado de sus heridas y no puede darle más, pues le espanta la idea. Margot sabe que, si se queda en París, corre el peligro de morirse lentamente por un amor que jamás será correspondido. De modo que, en cuanto acabe la Navidad, se marchará de la ciudad para empezar en otro lugar. «A veces hay que probar la amargura de un fruto para apreciar la dulzura de otro.»