Desafortunadamente en muchos países desarrollados y no desarrollados la amenaza de violencia se cierne sobre los centros educativos, es por eso que desde el seno familiar se deben generar políticas de cambio frente a la manera como los adultos educan a sus hijos, y más cuando se tiene la "cultura de las armas".

Con el surgimiento de internet y de las redes sociales como instrumentos de acceso a la información y al conocimiento, ha permitido que se faciliten atentados escolares.

El apoyo de los adultos es fundamental para mantener y conservar la seguridad emocional en los niños tanto en sus hogares como en las escuelas.

En vista de que se presentan con frecuencia muchas masacres en el ámbito estudiantil, los gobiernos requieren de leyes para protegerlos, evitando que sean víctimas de posibles ataques por parte de individuos desadaptados que llevan armas letales consigo.

Más que practicar la manera como deben reaccionar los alumnos ante una situación de peligro se requiere de educación en valores.

Los simulacros de tiroteos que se realizan en escuelas y se efectúan permanentemente, no son lo más adecuado para los niños ya que pueden generar experiencias traumáticas.

El código pretende aportar un granito de arena ", con el objetivo de evitar que se comentan acciones criminales en las instituciones educativas, y para eso se requiere de compromiso ético y moral de todos los actores que intervienen en esta problemática.