La ceguera y sordera de nuestro mundo ante la voluntad de Dios para nuestras vidas es fomentada constantemente por la maldad de Satanás.

La situación actual de nuestro mundo sufriente atestigua esta triste realidad.

Sin embargo, la luz vino a la humanidad a través de la palabra de Jesús y del ejemplo de sus enseñanzas y esta luz no puede ser ocultada por las tinieblas.

Su voz y su guía iluminadoras están presentes en nuestro mundo a través de la acción del espíritu santo que mora en los corazones de quienes han decidido consagrarse a Dios como templos puros de su santo espíritu.

Y es a través de este consolador que nos envió Jesús, que sus ovejas le oyen y reconocen y así encuentran la puerta que el buen pastor les abre y comparten con El y no tendrán hambre ni sed jamás y resucitaran a la vida eterna.